Thais Herrera se convirtió la noche de este martes en la primera dominicana en alcanzar la cima del Monte Everest. Su hazaña, compartida emocionadamente a través de las redes sociales, marca un hito no solo en su carrera personal, sino también en la historia del alpinismo caribeño.
El camino hacia esta cima emblemática ha sido una odisea de perseverancia y pasión por el montañismo de altura. Thais, una mujer multifacética que equilibra su vida como madre, empresaria y docente, se sumergió en el mundo del alpinismo motivada por un proyecto de la Fundación Siempre Más, liderado por Karim Mella, el primer dominicano en escalar el Everest.
Este proyecto encendió en Thais la llama de la aventura, llevándola desde los liceos en excursiones al Pico Duarte hasta las cumbres más altas del planeta.
«Una dominicana encontrándose en la cumbre» es el ambicioso proyecto que impulsó a Thais a desafiar los límites de la altitud. Su objetivo de conquistar las siete cumbres más altas de cada continente y los polos norte y sur la llevó a escalar con éxito el Aconcagua en Argentina, Elbrus en Rusia y Denali en Alaska.
Ahora, con el Everest en su lista de logros, se prepara para enfrentar los desafíos restantes en Oceanía, Antártida y los polos.
El viaje de Thais hacia la cima del Everest estuvo marcado por la determinación y el compromiso. Desde los rigurosos entrenamientos en el Mera Peak de Nepal hasta las escaladas en Ecuador, donde superó pruebas físicas y mentales, demostró una dedicación incansable para adaptarse a las exigencias del terreno y la altitud.
El ascenso se produjo a las 10:10 de la noche de este martes (hora dominicana), cuando la quisqueyana logró subir los 8,849 metros de altura.
Se une a Iván Gómez y Karin Mella como los únicos dominicanos en lograr tan increíble hazaña, demostrado que los sueños más grandes son alcanzables con esfuerzo y pasión.
Más allá de la conquista física de la cima, Thais representa un símbolo de inspiración y empoderamiento para las mujeres dominicanas y de toda la región.
Su valentía y determinación demuestran que los sueños más audaces pueden hacerse realidad con dedicación y perseverancia, y que las montañas, para Thais, son mucho más que simples picos: son un lugar de encuentro, paz y renovación.